Sherlock: nuevas aventuras del viejo detective
Así, la serie cortó con el esquema de estrenos que venía manteniendo desde el 2010, de una temporada cada dos años. La tristeza de sus espectadores fue bastante grande. En sus tres temporadas, Sherlock consiguió crear un grupo de seguidores extremadamente fieles, a base de historias entretenidas y contadas de una manera novedosa.
Como es posible imaginar, la serie es una adaptación en la época actual de los cuentos de Sir Arthur Conan Doyle protagonizados por el detective más famoso de la historia. Es comprensible que haya sido necesaria una “reimaginación” de las circunstancias de Holmes, ya que a lo largo de la historia hubo decenas de productos que lo tuvieron como protagonista o inspiración (un par de las más improbables se dieron en una de las series de Star Trek y en el cómic de Batman).
A la mirada modernizada de los casos se le sumaron las historias hipercargadas de Steven Moffat. El guionista mimado de Inglaterra dio rienda suelta a todo su ingenio para hacer que los tres capítulos de cada temporada fuera lo más interesante posibles, y lo consigue. Sherlock mantiene sus características principales -como su inteligencia, su relación con Watson y su adicción a los estupefacientes-, pero su personalidad se acerca más a la de los antihéroes que están de moda: es antisocial, no tiene modales, y no duda en mostrar que es superior a todo el mundo, todo el tiempo.
El impacto fue tal que sus protagonistas, el desconocido Benedict Cumberbatch como Holmes, y el poco conocido Martin Freeman como Watson, saltaron a la fama internacional, y actualmente son dos de los actores más cotizados de Hollywood. No es para menos: la química que muestran en pantalla es uno de los atractivos principales de la serie, y su extraña relación es la fuente de los momentos más divertidos y extraños que se ven en la pantalla.
El 1 enero se podrá ver el capítulo estreno de la nueva temporada, pero los otros dos llegarán recién en febrero.