A casi dos meses de las elecciones, el FIT exhibe su primera ruptura

El Frente de Izquierda de los Trabajadores no pudo mantenerse unido y desde el PTS hablan de la necesidad de un interbloque; Soledad Sosa instó a “respetar el mandato popular” de octubre.


Por
Horacio Yacante



@horayacante



La tercera fuerza política de Mendoza
enfrenta su primera crisis con claras señales de una ruptura entre los
representantes del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y el Partido
Obrero (PO), que a casi dos meses de las elecciones ya hablan de la
conformación de un interbloque y por tanto de no compartir los escaños
obtenidos.



Para Soledad Sosa, compañera de fórmula de
Nicolás Del Caño, “el FIT no se ha roto” y ambas partes deben “respetar el
mandato popular” que los mendocinos les asignaron en las elecciones
legislativas de octubre.



Sin embargo, el Frente de Izquierda de los
Trabajadores (FIT), que supo conquistar a los votantes con la consigna de que
“un diputado debe ganar lo mismo que una maestra”, no ha encontrado la manera
de resolver sus diferencias internas e intereses sectoriales, por lo que el
primero de mayo de 2014, la Legislatura renovaría escaños con una tercera
fuerza dividida y agotada en sus propias vanidades.



De acuerdo a Sosa, el conflicto se inició
en la discusión acerca de quiénes ocuparían las presidencias de los bloques,
donde el PO tiene mayor cantidad de representantes, y por tanto quiénes serían
los encargados de pronunciar los discursos en ambos recintos (el FIT obtuvo una
banca en el Senado y tres en Diputados). Esta situación, que le quitaría
protagonismo al PTS, fue el desencadenante de la propuesta de armar un
interbloque, donde cada espacio tenga la misma cantidad de “voz” en ambas cámaras.



Representantes de ambos partidos coinciden
en que el Frente es solo una plataforma y que no por eso desaparecieron las
diferencias ideológicas de las principales fuerzas. Tanto el PO como el PTS
venían de participar en otras elecciones sin obtener resultados notables, y en
las PASO de mediados de año lograron algo único, al captar la atención de una
sociedad que buscaba otra opción que equilibrara las fuerzas entre radicales y
kirchneristas, en una época en que el histórico Partido Demócrata enfrenta la
peor crisis de representatividad de toda su historia.



“El FIT no es un fin en sí mismo”, postula
Soledad Sosa y agrega que fue tomado originalmente como “un medio para influir
en una conciencia de clases a través de un programa anticapitalista”, algo en lo
que ambas fuerzas coinciden plenamente. Desafortunadamente, la visión de cómo
debe ser “ese camino” tuvo dos interpretaciones distintas y “para el PTS, el
FIT les sirve para la construcción de un aparato partidario propio”, cuyos
planes no contemplan al PO y que tienen como finalidad posicionarse como una
fuerza independiente con intereses electivos para 2015.