Se cumplen 13 años del caso Pomar: una familia desparecida y una investigación llena de errores
El caso Pomar, es uno de los más tristes de la historia argentina. Todo comenzó el 14 de noviembre de 2009, cuando Fernando Pomar y Gabriela Viagrán, y sus dos hijas, Pilar y Candelaria, desparecieron camino a la ciudad bonaerense de Pergamino. El 15 arrancó la intensa búsqueda, pero debieron pasar semanas para que los hallaran, debido a las falencias de los detectives que desestimaron un llamado clave que se había hecho al 911.
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La familia salió en un Fiat Duna Weekend de color rojo desde su casa en José Mármol para dirigirse a Pergamino, como nunca llegaron comenzó una ardua búsqueda que duró 24 días. El misterio de su desaparición dio lugar a todo tipo de hipótesis, como que la familia había sido víctima de un secuestro o que habían sido masacrados por un padre desencajado.
Pero la realidad fue que la familia sufrió un accidente el mismo día de su partida, aunque recién encontraron sus cuerpos un mes entero después, al costado de la Ruta 31.
Una tragedia que paralizó al país
Fernando Pomar estaba desempleado y le había surgido la posibilidad de una entrevista de trabajo como técnico químico, en una importante empresa de biofertilizantes e insecticidas agrícolas ubicada en Pergamino. En esa ciudad además vivía su suegra, María Cristina Robert, por eso viajó la esposa y las hijas, para aprovechar a ir a visitar a la abuela.
El único de la familia que no viajó fue Franco, hijo del primer matrimonio de Gabriela, que para ese momento tenía apenas 13 años. El adolescente prefirió quedarse en la casa y estudiar para un examen que rendía el lunes.
María Cristina comenzó a preocuparse el domingo al no tener noticias de su hija y su familia. Los teléfonos no le daban y comenzó a desesperarse.
Pasaron días y la familia no daba novedades, la mujer ya había radicado la denuncia y la Justicia inició la búsqueda de los dos adultos y las dos menores. El 20 de noviembre apareció una secuencia de imágenes captadas por las cámaras de seguridad del peaje ubicado sobre la ruta 7, cerca de Luján, donde se veía a Fernando Pomar en el coche.
Pero, como en las imágenes no se veía a Gabriela ni a las nenas en el mismo vehículo comenzaron las hipótesis de que las había matado.
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Cuatro días después apareció otro video que mostraba a la familia completa en su paso por la estación de cobre "El Rodeo", también de Luján.
Otra hipótesis decía que la familia se había escapado de las deudas y como el padre estaba desocupado no podían pagar la hipoteca. Por ese motivo habían escapado.
Todas aquellas hipótesis se desdibujaron de golpe cuando, finalmente, los encontraron muertos el 8 de diciembre de 2009 en la Ruta 31, unos 40 kilómetros antes de llegar a Pergamino.
"En definitiva, quedó debidamente acreditado que solo se trató de un accidente de tránsito, con dudas en el origen del mismo, pero con una certeza, al auto por alguna razón mordió la banquina, eso hizo que el conductor siguiera en parte por la misma, hasta que impacta en una alcantarilla que se encontraba tapada por los pastizales, hace que el vehículo dé una vuelta denominada en campana y los ocupantes son despedidos", resumió a TN el abogado querellante Giacomelli.
Y completó: "Los pasajeros delanteros por el parabrisas y los pasajeros traseros por la luneta, ya que ninguno poseía colocado el cinturón de seguridad".
El llamado clave
El 16 de noviembre, tres días después de la desaparición de los Pomar, hubo un llamado al 911 que advertía sobre un accidente vial en la zona donde volcó la familia.
El llamado lo había hecho Casimiro Frutos, un hombre que viajaba en el primer piso de un de un micro de larga distancia camino a su trabajo en Rojas. El hombre vio el auto rojo de la familia, literalmente dado vuelta, y se percató que era un accidente.
"No sabría decirle dónde exactamente era, vi en un montecito un auto volcado con las cuatro ruedas para arriba y llegué a ver que era rojo", reconoció Frutos a los medios en aquel diciembre. "Me llamó un poco la atención porque era el color intacto", dijo sobre el Duna Weekend donde viajaban los Pomar.
Si tan sólo los investigadores hubiesen prestado atención a ese llamado, todo habría sido distinto. Todo quedó descartado, porque los policías aseguraron que ya se había rastrillado esa zona de Pergamino, por eso los fiscales descartaron la denuncia de Frutos.
"Fue un accidente de tránsito que por la desidia policial no fue descubierto de inmediato, pero aún si lo hubieran hecho no habría cambiado el desenlace fatal de las víctimas, que fallecieron a raíz de las lesiones sufridas en el mismo", sostuvo Giacomelli.
La madre, la última en morir
El Cuerpo Médico Forense de Lomas de Zamora confirmó que las heridas que presentaban las víctimas correspondían con las ocasionadas por un accidente de tránsito. Es decir que confirmaban que la causa de muerte había sido el accidente.
Fernando Pomar fue el primero en morir y presentaba una fractura de cráneo en la zona temporal izquierda, lo que le habría causado la muerte casi instantánea. Después murieron las pequeñas de 3 y 6 años, por múltiples golpes y por último Gabriela, quien tenía múltiples fracturas, pero para los peritos sobrevivió entre 1 y 10 horas, después del accidente.
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Después de ocho años de la tragedia, en noviembre de 2017, el juez correccional Carlos Picco condenó a dos policías por la "desidia" en la que incurrieron al haber falsificado actas del rastrillaje para localizar a la familia Pomar.
La pena fue de un año y dos meses de prisión en suspenso para el excomisario Daniel Fabián Arruvito y de un año de prisión en suspenso para el exteniente Luis Quiroga condenados por el delito de "falsedad ideológica de instrumento público". Pero poco después fueron absueltos.