La estrategia detrás de la controvertida entrevista que brindó Máximo Thomsen

Uno de los asesinos de Fernando Báez Sosa rompió el silencio por primera vez tras cuatro año del crimen que conmocionó al país.

Máximo Thomsen, uno de los ocho jóvenes condenados por el brutal asesinato de Fernando Báez Sosa, rompió su silencio en una reciente entrevista televisiva desde la cárcel de Melchor Romero, ofreciendo su versión de los hechos por primera vez.

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Esta acción marca una ruptura significativa en el pacto de defensa unificada que había sido mantenido por todos los implicados, bajo la asesoría del abogado Hugo Tomei.


Thomsen, quien junto con otros cuatro jóvenes fue sentenciado a prisión perpetua en febrero de 2023, decidió cambiar de representante legal y adoptar una nueva estrategia judicial. Ahora bajo la defensa de Francisco Oneto, ex candidato a vicegobernador bonaerense por La Libertad Avanza, el objetivo es revertir la condena que le fue impuesta.

Críticas a la defensa de Tomei

En su nuevo escrito presentado ante la Justicia, Oneto no escatima en críticas hacia la estrategia de Hugo Tomei, argumentando que el enfoque unificado de la defensa fue en detrimento de los acusados, dejándolos en un "estado de indefensión".

Según Oneto, la defensa conjunta impidió que cada uno de los imputados pudiera expresar adecuadamente su rol individual en los hechos, afectando así la efectividad de su defensa técnica.

"Las circunstancias hicieron que la asistencia técnica brindada por la defensa no sea efectiva y sustancial, pues la incompatibilidad de intereses entre los imputados impidió que cada uno cuente con la posibilidad de expresarse de forma tal de preservarse totalmente a sí mismo", señala el nuevo abogado en su escrito.

La responsabilidad de Thomsen

Durante el juicio, Thomsen fue identificado como uno de los agresores más violentos, específicamente aquel que golpeó a Báez Sosa mientras este yacía en el suelo, según testigos y peritos de videos. Una prueba clave fue una zapatilla marca Cyclone, propiedad de Thomsen, que tenía sangre de la víctima y cuya impronta fue encontrada en el rostro de Báez Sosa.

Sin embargo, la nueva estrategia de defensa busca desplazar esta responsabilidad. Oneto apunta a Enzo Comelli, otro de los condenados a prisión perpetua, como el autor de la primera trompada que dejó a Báez Sosa indefenso en el suelo.

Redefiniendo el rol de los implicados

Oneto también señala a Blas Cinalli, condenado a quince años como partícipe secundario, como protagonista de la pelea inicial dentro del boliche Le Brique, la cual habría desencadenado la golpiza fatal fuera del establecimiento.

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Argumenta que Thomsen, en estado de confusión y sin conocimiento de la pelea inicial, no tenía la intención de matar a Báez Sosa y que su participación fue malinterpretada.

El letrado subraya que la estrategia de defensa unificada impidió a Thomsen solicitar peritajes adicionales y testimonios específicos que podrían haber aclarado su rol en los hechos.

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