El tortugo Jorge: entre la libertad y la supervivencia
Este lunes se conoció que la justicia de Mendoza desestimó un hábeas corpus para liberar en un ámbito natural al tortugo Jorge, que actualmente vive en el acuario municipal.
A priori uno podría decir que el ámbito natural es lo que más necesitaría un animal de este tipo. Lo cierto es que algunos especialistas actualmente desconfían de esa posibilidad y de eso se ha hecho eco la justicia para tomar la decisión de no dar lugar al hábeas corpus presentado por un grupo de abogados ambientalistas.
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La tortuga apareció a principios de 1984 en una playa cercana a la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, entumecida por el frío y herida, y fue rescatada por pescadores y el Instituto Oceanográfico Argentino, con sede en esa ciudad, que la identificó como de la especie tropical Caretta caretta, común de mares cálidos pero inusual en el Mar Argentino.
Según recordaron desde el municipio, "no se consideró devolverla al mar, dado que la devolución de animales tropicales poiquilotermos (de sangre fría) a medios muy fríos no se aconseja para la especie. Esto es debido a que un descenso en el metabolismo los lleva a la muerte por causas fisiológicas y/o mecánicas, por ejemplo asfixia".
Por esta circunstancia y dado que el Acuario Municipal de Mendoza era el único capaz de recibirla, fue despachado vía aérea a la ciudad en seco, dentro una caja de madera construida especialmente para el animal.
Así, fue recibida el 4 de marzo de 1984, pesando en ese momento 40 kg y, luego de estar en varios recintos, se la trasladó en febrero del 2006 a un estanque de 20.000 litros de aguamarina con 85 kg de peso. Con el tiempo se la llamó Jorge.
Actualmente, un grupo de abogados ambientalistas de la provincia presentó un hábeas corpus a la justicia para liberar al tortugo, pero los colegiados lo desestimaron.
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El tribunal basó su dictamen en el análisis de los informes y las declaraciones testimoniales reunidos y la Justicia destacó "la cautela con la que los especialistas recomiendan evaluar un posible traslado" del animal.
Libertad o supervivencia
En esta misma línea, resaltó que dicha precaución "resulta unánime y avalada en motivos científicos relacionados con la necesidad de asegurar el bienestar y evitar la muerte" del animal.
Desde la municipalidad de la Ciudad de Mendoza difundieron el fallo y aseguraron que ellos no se oponen al traslado a un santuario o centro de conservación de la tortuga macho, en tanto se resguarde la vida y la integridad física del ejemplar.
Entre las interconsultas que concretó el municipio, se encuentra la realizada con el Ecoparque de la Ciudad de Buenos Aires, cuyo establecimiento advirtió sobre las complicaciones asociadas a la liberación del animal en un ecosistema marítimo, indicaron en un comunicado divulgado por la comuna mendocina.
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Al respecto, aludieron como a la edad avanzada de la tortuga y las complejidades que acarrea su traslado.
La jueza también resaltó en que el plan municipal de reconversión del acuario no se opone al traslado del ejemplar a hábitat apto que mejore sus condiciones de vida y remarcó que la decisión de relocalizarlo se encuentra "solo supeditada a resguardar la vida e integridad física del animal debido a su avanzada edad".
Ello, en definitiva, "protege su derecho a una vida digna, tal como se solicita" en el habeas corpus, planteó la magistrada.