Abusador empalado en la Zona Este: los macabros detalles de la venganza que habla el país
Para los investigadores la hipótesis de una venganza es clara: un hombre que tenía dos causas por abuso sexual apareció empalado en la Zona Este de Mendoza. Con el correr de las horas se conocieron más detalles del macabro hallazgo del que habla el país.
Apenas unas horas tardaron los medios nacionales en reflejar lo que contaban los medios mendocinos. Las particularidades del asesinato de José Fernando Bustos, sea por morbo o por curiosidad, llegaron a todos lados e incluso la Agencia Télam se hizo eco del policial.
Este jueves, a 24 horas de que un hombre que circulaba por la zona encontrara de casualidad los restos torturados del presunto abusador, se conocieron avances en la investigación de homicidio, a cargo de Martín Scattareggi.
Según trascendió, al momento de ser encontrado, José Fernando Bustos, el mendocino que ya contaba con dos denuncias por abuso sexual, llevaba tres días muerto. Es difícil precisar el momento exacto de asesinato, pero creen que se dio entre las últimas horas del domingo y las primeras del lunes.
Creen que el acto de empalarlo fue para hacerle sentir la misma humillación que a sus víctimas y que el golpe letal se lo aplicaron con una viga, la cual tenía rastros de sangre, cuerpo cabelludo y masa cerebral, detalló Sitio Andino. Todos los caminos conducen a que fue una venganza.
También se conoció que el cuerpo fue hallado por fortuna. Un hombre circulaba por la Ruta Provincial 50, en Ingeniero Giagnoni, Junín, cuando un problema en su auto hizo que detuviese la marcha. Tras buscar un alambre o elemento para dejar firme algo de su vehículo, se acercó a la casona abandonada, donde divisó el cuerpo de Bustos, semidesnudo, con un brazo desprendido y un palo en el ano.
El espeluznante descubrimiento dejó sin aire al vecino de la zona, que decidió llamar al 911 y minutos más tarde un gran operativo se había montado en el lugar de los hechos.
Por el momento no hay detenidos por el crimen y la investigación busca dar con un perfil genético que arroje alguna pista de quién pudo estar involucrado. Tampoco hay testigos que hayan visto algo en las horas previas al asesinato, ni familiares o amigos de la víctima que puedan aportar algún dato, puesto que el sujeto vivía en situación de calle, lo que le hizo perder todos sus vínculos sociales.
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Tanto en 2016 como en 2020, durante la pandemia, había sido acusado de abuso sexual.