Cuadro grave de coronavirus: hacer ejercicio, una de las claves para evitarlo
Las pruebas son contundentes. Más ejercicio significa menos riesgo de desarrollar COVID-19 grave, según un nuevo estudio convincente sobre la actividad física y las hospitalizaciones por coronavirus.
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El análisis, que involucró a casi 50.000 californianos que desarrollaron coronavirus, encontró que aquellos que habían sido los más activos antes de enfermarse eran los menos propensos a ser hospitalizados o morir como resultado de su enfermedad.
Los datos publicados en el British Journal of Sports Medicine se recopilaron antes de que las vacunas contra la enfermedad estuvieran disponibles y no sugieren que el ejercicio pueda sustituir de ninguna manera la inmunización. Pero sí insinúan que el ejercicio regular, ya sea nadar, caminar, correr o andar en bicicleta, puede reducir sustancialmente nuestras posibilidades de enfermar gravemente si nos infectamos.
Cómo se realizó el estudio
En el nuevo estudio, investigadores y médicos de Kaiser Permanente Southern California, la Universidad de California en San Diego y otras instituciones decidieron comparar la información sobre la frecuencia con la que las personas se ejercitaban con si terminaron hospitalizados el año pasado debido a COVID-19.
De esta manera, los investigadores dibujaron registros anónimos de 48.440 hombres y mujeres adultos que usaron el sistema de atención médica de Kaiser, se les revisaron los hábitos de ejercicio al menos tres veces en los últimos años y, en 2020, se les había diagnosticado COVID-19. Los investigadores agruparon a hombres y mujeres por rutinas de entrenamiento, y el grupo menos activo se ejercitó durante 10 minutos o menos la mayoría de las semanas; el más activo durante al menos 150 minutos a la semana; y el grupo algo activo que ocupa el territorio intermedio.
Los investigadores también recopilaron datos sobre los factores de riesgo conocidos de cada persona para COVID-19 grave, incluida su edad, hábitos de fumar, peso y cualquier historial de cáncer, diabetes, trasplantes de órganos, problemas renales y otras afecciones subyacentes graves.
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Luego, cotejaron los números, con resultados deslumbrantes. Las personas en el grupo menos activo, que casi nunca hacían ejercicio, terminaron hospitalizadas debido a COVID-19 a una tasa dos veces mayor que la de las personas en el grupo más activo y, posteriormente, tenían aproximadamente dos veces y media más probabilidades de morir. Incluso en comparación con las personas del grupo algo activo, fueron hospitalizadas un 20 por ciento más a menudo y tenían un 30 por ciento más de probabilidades de morir.
De los otros factores de riesgo comunes de enfermedad grave, solo la edad avanzada y los trasplantes de órganos aumentaron la probabilidad de hospitalización y mortalidad por COVID-19 más que estar inactivo, encontraron los científicos.
Sedentarismo, el peor enemigo
"Ser sedentario era el mayor factor de riesgo de enfermedad grave, a menos que alguien fuera anciano o un receptor de órganos", explicó el doctor Robert Sallis, médico de medicina familiar y deportiva del Centro Médico Kaiser Permanente Fontana, quien dirigió el nuevo estudio. Y aunque "no uno no puede hacer nada con respecto a esos otros riesgos -añadió-, sí podemos hacer ejercicio".