Empresa Nacional de Alimentos: qué hay detrás del anuncio del Gobierno para controlar la inflación
El anuncio de la portavoz presidencial Gabriela Cerruti, sobre la intención del Gobierno de crear una Empresa Nacional de Alimentos sorprendió a propios y ajenos, pero en el fondo es una medida que saca a la luz la silenciosa guerra de posiciones que se libra al interior del oficialismo por la orientación de las políticas públicas.
La inflación es un fenómeno que preocupa transversalmente a todos los grupos pero las propuestas para contener ese flagelo, en el marco del fracaso de las respuestas que dio el Gobierno en esa materia hasta el momento, difieren ostensiblemente.
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Días atrás, el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, hizo una fuerte declaración política al sostener que se requiere mayor intervención del Estado en los precios de los alimentos, que vienen disparándose semana tras semana complicando el bolsillo de los consumidores.
"Hay que reconstruir instrumentos estatales que permitan establecer regulaciones frente a lo que es el libre mercado en la asignación de recursos de alimentos", resaltó luego de que se difundiera el inquietante dato de la inflación del 3,9% de enero.
El funcionario fue más lejos en sus consideraciones al sugerir el desacople del precio local del trigo, maíz, carne y leche respecto de los precios internacionales. En ese sentido, no ocultó su respaldo a la propuesta de subir las retenciones a los productos primarios que no tienen ningún tipo de valor agregado.
Las apreciaciones de Feletti, ex número dos de Amado Boudou en los tiempos en que el ahora líder de la agrupación "Soberanxs" era ministro de Economía, fueron desautorizadas por el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, quien no cree con la misma convicción en la eficacia de ese tipo de instrumentos para contener el alza de precios.
Tampoco Kulfas emitió opinión sobre la Empresa Nacional de Alimentos pese al peso que tuvo la noticia desde su anuncio, toda una señal respecto del poco entusiasmo que esa posible medida le produce.
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De avanzar el proyecto, el Gobierno contaría con una herramienta para intervenir directamente en el mercado, asociándose con pequeños productores, que al utilizar la infraestructura provista por el Estado tendrían canales directos para vender sin intermediarios su mercadería a la población, a precios accesibles y de referencia para la población.
Con una empresa testigo en la industria alimenticia, el Estado asumiría el control de la planificación, la regulación, análisis de costos, formación de precios y comercialización en un mercado que está cada vez más concentrado por corporaciones de gran poder económico.
Según su mirada idealista, cuando la empresa esté en marcha y los precios de referencia de los alimentos que comercializa estén consolidados en el mercado, los grandes grupos que actualmente expresan una situación "monopólica" irán cediendo sus posiciones "dominantes" y la renta podrá ser repartida más equitativamente.
Además, el Estado podría aprovechar para generar una ganancia adecuada, que le permitiría tener recursos para volcar en mayor producción o en otro tipo de políticas sociales.
Fuente: NA