El caso Yoryi: cómo fue uno de los filicidios más escalofriantes de Mendoza
Ayrton Brian Godoy tenía apenas 3 años cuando en la mañana del 13 de mayo de 1996, sus padres denunciaron que había desaparecido en el estacionamiento de un supermercado en Guaymallén. Lo llamaban "Yoryi" y vivía junto a sus padres y sus tres hermanos en una casa ubicada en la calle Bombal, casi Adolfo Calle, de Dorrego.
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En cuanto se realizó la denuncia comenzó una ardua búsqueda para encontrar a Yoryi. La noticia salió en los medios de comunicación y los vecinos pegaban carteles con su cara en los postes de las calles. También se hicieron marchas en toda la provincia, que se vio movilizada por la búsqueda del pequeño.
La imagen del niño de cabello pelirrojo, de ojos marrones, vestido de camisa blanca y corbatita oscura estaba por todos lados y la noticia de la búsqueda llegó a los medios nacionales, que junto a los de Mendoza llegaron a las puertas de la vivienda familiar para entrevistar a los padres.
Ante las cámaras, el matrimonio explicó, entre llantos y amargura, que fueron al supermercado y que alguien se había llevado a Yoryi de la playa de estacionamiento durante la tarde del sábado, justo en el momento en que el pequeño se alejó unos metros de la vista ellos.
Sin embargo, la noticia de Yoryi generó tanto impacto y tomó tanta trascendencia que a los pocos días Jorge Godoy, el padre de la criatura, confesó ante la policía que él mismo lo había matado y argumentó que lo hizo porque el pequeño no lo había saludado cuando él se estaba yendo a trabajar. Esa misma declaración la sostuvo durante el juicio.
Muerte escalofriante
Godoy mató a su propio hijo a patadas y puñetazos. Según indicaron los resultados de la necropsia, el niño sufrió fracturas de costillas, la rotura del vaso, daños en uno de sus testículos y severas hematomas en la cara, el cuello y la cabeza. El niño agonizó durante 9 horas en su cama, hasta que falleció en brazos de su mamá quien estuvo con él todo ese tiempo, pero no lo llevó al hospital. Los médicos aseguraron que si la criatura hubiese ingresado en una guardia se habría salvado.
Cuando los investigadores reconstruyeron el caso, se enfrentaron a una historia de horror: en la madrugada de ese domingo que pusieron la denuncia, Godoy envolvió el cuerpo de Yoryi en una frazada y lo metió dentro de una bolsa. Después lo cargó en su bicicleta como un paquete y a casi 10 kilómetros de su casa, en un descampado en Villanueva enterró el cadáver del pequeño.
Lo mataron a sangre fría y su mamá atrapó al asesino, pero la Justicia miró para otro lado
Ambos progenitores fueron llevados a juicio en 1997 en la 5ta cámara del crimen donde se les dictó prisión perpetua. Reclusión para Jorge Godoy y prisión para Graciela Camargo, su esposa y madre del niño.
Para la justicia quedó claro que el asesino de Yoryi fue Godoy, un hombre que se dedicaba a pintar carteles y era miembro una comunidad de testigos de Jehová, padre de 4 hijos. En cuanto a Graciela Camargo a encontraron culpable por haberse llamado al silencio participando de la farsa de que su tercer hijo de 3 años, había sido "secuestrado" y que aun sabiendo que agonizaba no buscó ayuda.
El caso Yoryi fue un caso que quedó grabado para siempre en la memoria de los mendocinos y en la historia de Mendoza. Se trató de uno de los filicidios más brutales.