Diez afirmaciones falsas que tenés que conocer sobre las vacunas contra el coronavirus
La aparición y aprobación de al menos cuatro vacunas contra el coronavirus, Pfizer, AstrasZeneca, Sputnik V y Moderna, abrieron una ventana de esperanza para combatir la pandemia que desde fines de 2019 castiga a toda la humanidad.
Ahora bien, en el mismo tiempo que muchos países inician sus campañas de comienzan también a proliferar distintas afirmaciones que ponen en duda la efectividad de las vacunas y por otro lado atemorizan sobre posible efectos secundarios que serían peores que contraer la enfermedad.
Pero, ¿qué hay de cierto acerca de algunas afirmaciones que se propagan rápidamente por la redes sociales? ¿Tienen sustento científico? Este es un compilado de las frases más comunes y la respuesta de los especialistas compiladas por el sitio de publicaciones científicas y académicas The Conversation.
- Las vacunas no son seguras: Las vacunas aprobadas han pasado todo el proceso normal en el desarrollo de una vacuna, incluyendo una fase experimental preclínica en animales y las distintas fases clínicas I, II, y III. Además, después de su aprobación entran en fase IV o de farmacovigilancia, en la que se sigue estudiando su seguridad. Hasta el momento se han vacunado ya millones de personas y no se han detectado efectos adversos de gravedad que pongan en duda su seguridad.
- Se han hecho demasiado rápido: La realidad es que se han cumplido todos los protocolos y fases habituales en estos procedimientos. Todos los resultados de los ensayos clínicos son públicos y se pueden consultar. Las principales razones por las que estas vacunas se han desarrollado más rápido es porque existe una gran cantidad de información sobre virus similares, se están usando prototipos de vacunas preexistentes, se ha comenzado la fabricación a gran escala de millones de dosis antes de tener la aprobación de las agencias reguladoras y se ha realizado un inversión económica sin precedentes tanto de instituciones públicas como privadas.
- Las vacunas contienen células de fetos abortados: Para la generación de medicamentos o vacunas no se utilizan fetos ni embriones. Lo que se utiliza en algún momento durante el desarrollo de algunas de estas posibles futuras vacunas son líneas celulares derivadas de tejidos humanos muy concretos de hace décadas (algunas serán derivadas de fetos, otras de diversos cánceres o tumores por ejemplo). Esto puede generar confusión, pero es importante destacar que trabajar con una línea celular no es lo mismo que trabajar con las células originales.
- La variante de Reino Unido ha aparecido porque han sido los primeros en vacunarse: El Reino Unido empezó la campaña de vacunación el 8 de diciembre, convirtiéndose en en el primer país occidental en distribuir una vacuna (Pfizer/BioNTech). Sin embargo, la variante del virus estaba circulando al menos desde septiembre. Mucho antes de empezar a vacunar.
- Vacunarnos puede provocarnos COVID-19: Los efectos adversos de la vacunación son los habituales en estos tratamientos: fiebre, dolor articular o cansancio. Son también algunos de los signos y síntomas inespecíficos de la COVID-19, obviamente en mucho menor grado. Además, las vacunas aprobadas solo utilizan ciertos genes o proteínas del virus para generar una respuesta inmunitaria. Por lo tanto, no existe la posibilidad de que podamos infectarnos simplemente con la vacuna.
- Nos quieren usar como conejillo de indias: Falso. Las vacunas han pasado todas las fases necesarias para la evaluación de su seguridad de forma satisfactoria. Además ya se ha vacunado a millones de personas y no se han encontrado efectos adversos que hagan dudar de su seguridad.
- No tengo que vacunarme porque ya tuve la enfermedad: Falso. Los diversos grupos de investigación todavía no tienen datos suficientes para responder cuánto tiempo dura la protección de quienes desarrollaron anticuerpos después de pasar la enfermedad.
- Es mejor esperar a ver qué pasa: El beneficio de la vacuna supera por mucho el riesgo de tener algún efecto adverso. La probabilidad de que nos infectemos con el virus contagiando a otros, enfermemos y desarrollemos síntomas graves de la COVID-19, llegando incluso a fallecer, es mayor que los posibles efectos secundarios que pueda tener la vacuna. En este caso no se cumple que "el remedio vaya a ser peor que la enfermedad".
- Las vacunas no sirven porque el virus está mutando: Falso. Es cierto que los virus mutan porque es la forma que tienen de evolucionar. Sin embargo, los coronavirus son de los virus de ARN que menos mutan porque tienen actividad correctora de errores que los va corrigiendo cuando el virus se multiplica. Aun así, las mutaciones y variantes son muy habituales y van a seguir apareciendo variantes nuevas. Hasta la fecha no se han identificado serotipos distinos del virus de la COVID-19, pero hay que estar atentos por si en algún momento ocurriera. De ser así, simplemente habría que actualizar las vacunas.
- ¿Para qué vacunarnos de un virus que ‘solo' mata al 1% de los infectados?: Desde esa perspectiva el 1% puede no parecer mucho pero es un número enorme cuando hablamos de vidas y de millones de infectados. Siguiendo ese razonamiento los especialistas preguntan: ¿Nos meteríamos en una habitación con otras 99 personas sabiendo que una va a fallecer al instante?. en ese sentido sostienen que hablar sobre números es fácil cuando eso no nos afecta directamente.