Destacan la importancia del calcio durante el embarazo y la lactancia
María Belén Zanchetta, médica endocrinóloga, osteóloga y coordinadora del Instituto de Investigaciones Metabólicas (IDIM), sostuvo que “la ingesta de calcio requerida a nivel general de la población tiene que ser de 1000 miligramos diarios”.
Zanchetta puntualizó que “en el caso de las embarazadas, ese requerimiento aumenta a 1300 miligramos diarios”.
La especialista advirtió que “la realidad muestra que sólo se ingiere la mitad de esos valores en el mejor de los casos” y señaló que “cuando una mujer está embarazada, la naturaleza preserva la salud del bebé, es decir que el niño va a estar en primer lugar, con lo cual no van a faltarle nutrientes”.
“Pero si el calcio es insuficiente, la madre es la que sufrirá la pérdida de masa ósea”, alertó Zanchetta.
En Argentina, la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNYS) de 2007 demostró que el 94,3% de las argentinas de 10 a 49 años tiene una ingesta inadecuada de calcio.
La ingesta media de calcio en la muestra nacional fue 424 miligramos en mujeres de 19 a 50 años, en lugar de los 1000 recomendados. En tanto que en las embarazadas el consumo promedio de calcio fue de 446 miligramos diarios, observándose un déficit en el 88,5% de los casos.
Stella Maris García, jefa de Nutrición del Sanatorio La Trinidad de Palermo y de San Isidro, consideró que “se puede lograr cubrir los requerimientos diarios de calcio a través de la ingesta de alimentos, con una dieta balanceada y equilibrada”. “Afortunadamente existen alimentos fortificados que pueden suplir en forma correcta el aporte del nutriente recomendado como yogures enriquecidos con calcio, que son ideales para momentos biológicos como el embarazo y la lactancia, porque con una mínima cantidad contribuyen a cubrir los requerimientos de calcio por vía oral alimentaria”, destacó.
Consideró que “los productos más ricos en calcio son los lácteos, aunque deben ser consumidos de determinadas maneras, por ejemplo: los 2 vasos de leche y la porción de queso de pasta dura que se le recomienda a una embarazada, deben ingerirse lejos de las infusiones como el té o el café, ya que los taninos bloquean la absorción del calcio”.
Indicó que “los quesos se pueden utilizar como colación a media mañana, de postre, pero siempre alejados de las infusiones o los cereales”.
Por su parte, Zanchetta añadió que “en la lactancia, tomando como promedio un tiempo de amamantamiento de 9 meses, pierde cuatro veces más que durante la gestación”. Cuando nace el bebé posee un esqueleto poco rígido y muy flexible para poder atravesar el canal de parto, y durante la lactancia, en el primer año de vida, será justamente la madre quien realice el aporte de calcio para que ese esqueleto se mineralice y pueda sostener al niño para que empiece a deambular.
Zanchetta puntualizó que “en el caso de las embarazadas, ese requerimiento aumenta a 1300 miligramos diarios”.
La especialista advirtió que “la realidad muestra que sólo se ingiere la mitad de esos valores en el mejor de los casos” y señaló que “cuando una mujer está embarazada, la naturaleza preserva la salud del bebé, es decir que el niño va a estar en primer lugar, con lo cual no van a faltarle nutrientes”.
“Pero si el calcio es insuficiente, la madre es la que sufrirá la pérdida de masa ósea”, alertó Zanchetta.
En Argentina, la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNYS) de 2007 demostró que el 94,3% de las argentinas de 10 a 49 años tiene una ingesta inadecuada de calcio.
La ingesta media de calcio en la muestra nacional fue 424 miligramos en mujeres de 19 a 50 años, en lugar de los 1000 recomendados. En tanto que en las embarazadas el consumo promedio de calcio fue de 446 miligramos diarios, observándose un déficit en el 88,5% de los casos.
Stella Maris García, jefa de Nutrición del Sanatorio La Trinidad de Palermo y de San Isidro, consideró que “se puede lograr cubrir los requerimientos diarios de calcio a través de la ingesta de alimentos, con una dieta balanceada y equilibrada”. “Afortunadamente existen alimentos fortificados que pueden suplir en forma correcta el aporte del nutriente recomendado como yogures enriquecidos con calcio, que son ideales para momentos biológicos como el embarazo y la lactancia, porque con una mínima cantidad contribuyen a cubrir los requerimientos de calcio por vía oral alimentaria”, destacó.
Consideró que “los productos más ricos en calcio son los lácteos, aunque deben ser consumidos de determinadas maneras, por ejemplo: los 2 vasos de leche y la porción de queso de pasta dura que se le recomienda a una embarazada, deben ingerirse lejos de las infusiones como el té o el café, ya que los taninos bloquean la absorción del calcio”.
Indicó que “los quesos se pueden utilizar como colación a media mañana, de postre, pero siempre alejados de las infusiones o los cereales”.
Por su parte, Zanchetta añadió que “en la lactancia, tomando como promedio un tiempo de amamantamiento de 9 meses, pierde cuatro veces más que durante la gestación”. Cuando nace el bebé posee un esqueleto poco rígido y muy flexible para poder atravesar el canal de parto, y durante la lactancia, en el primer año de vida, será justamente la madre quien realice el aporte de calcio para que ese esqueleto se mineralice y pueda sostener al niño para que empiece a deambular.